LOS PREJUICIOS Y LA SUPERSTICIÓN SON MÁS PELIGROSOS QUE LA ENFERMEDAD
Togo es un pequeño país de África centro occidental. La mayor parte de la población vive con poco más de un dólar al día. Son muchas las pobrezas presentes en este país: la de los niños que no pueden ir a la escuela, la de las madres que no saben qué poner en el plato de sus hijos, la de los padres que malvenden lo poco que tienen para pagar una medicina.
FRÁGILES Y MARGINADOS
Pero los últimos de los últimos se encuentran por las calles, discriminados a causa de una enfermedad de la que todos tienen miedo: la de la mente. A menudo sus problemas empiezan a causa de un fuerte stress o de una pequeña depresión. Sería suficiente una pastilla para que estuvieran mejor, pero no pueden permitírsela porque son demasiado pobres. Por esto viven abandonados por las calles o acaban atados a un árbol, ¡culpables de ser demasiado frágiles!
EL BUEN SAMARITANO DE LOS EXCLUÍDOS
Se llama Grégoire. El encuentro con Jesús, gracias a un viaje a Tierra Santa, le cambió la vida. Decidió no “mirar hacia otro lado”, ayudar a los más pobres de los pobres, a los últimos de los últimos: ahora dedica toda su vida a la recuperación de los enfermos psíquicos. Ni el polvo ni los baches de la carretera hacen que su Jeep disminuya la velocidad. Grégoire tiene siempre prisa. Sabe que por la calle alguien podría necesitarle, alguien que vaga sin una meta. Son las personas que sufren de un mal invisible, que no deja huellas en la piel, pero trastorna la mente. Grégoire recoge a los enfermos en uno de los Centros de Acogida que él mismo ha fundado. Aquí los siguen con pocos medios y mucho amor. Siguen una terapia que los ayuda a atenuar el malestar. Pero después, ¿qué será de ellos?
UN TRABAJO PARA OFRECER UN FUTURO
Curarse es importante, pero antes de volver con la familia es necesario ayudarlos a que se conviertan en autónomos, independientes. Por esto, nosotros frailes de san Antonio, hemos optado por realizar un Centro de Formación Profesional para los huéspedes de Grégoire. La estructura podrá acoger a unas cinquenta personas. Se pondrán en marcha laboratorios en los que aprender a hacer de agricultor, de carpintero, de albañil, de electricista, de mecánico, de panadero, de modista, de peluquera. En el Centro de Formación las personas curadas se prepararán para cumplir el último paso hacia la normalidad.
El alma del proyecto es Grégoire, sostenido por la dedicación generosa de sor Simona y sor Delia: todos sus esfuerzos y su corazón están dedicados a acompañar a las personas hacia la reinserción en la sociedad. Nosotros frailes creemos en este proyecto y sabemos que podemos contar también con tu ayuda.
¡Para la fiesta del 13 de junio juntos podemos hacer renacer la esperanza en quien quiere solo volver a la vida! ¡GRACIAS!